[Ayer vi] The squid and the whale
Después de ver muchas películas estas semanas por fin me decido a retomar la sección de Ayer ví..., no porque esta sea una película histórica, sino más bien todo lo contrario. Cuando me vi la semana pasada las dos de Bergman, no se me ocurrió comentarlo aquí, porque es difícil hablar de esas películas, a las que personalmente me cuesta cogerles cariño aunque sean arte. No, la sección está para películas más normales.
El Calamar y la Ballena, traducida oficialmente como Una historia de Brooklyn, es un film seudo independiente de 2005 bastante interesante, aunque algo pretencioso en sus formas en ciertas ocasiones, sobre todo al inicio, mas afortunadamente las gracias visuales pierden protagonismo conforme la película avanza. En el papel de su vida el antiguo bufón Jeff Bridges encarna a Bernard Berkman, PhD, un genio pomposo y pedante, un escritor que vive ya sus peores momentos dando clases en alguna universidad local mientras encara un periodo de total fracaso comercial. Laura Linney es Joan Berkman, PhD, madre y ahora prometedora escritora. Su matrimonio lleva derrumbándose desde hace años, pero sus hijos no lo saben.
La escena inicial, en "Brooklyn 1986", en una de esas canchas de tenis de cubierta hinchable que tanto nos suenan de Annie Hall (¿será la misma o es que hay muchas en Nueva York?), nos deja muy clara cuál va a ser la dinámica de la película. Tras comunicarle la separación a sus hijos, los padres les anuncian que, como son supermodernos y todo eso, que no es su culpa y que les quieren y blablabla y que como son civilizados que han decidido compartir la custodia, de modo que los hijos pasen la mitad de la semana en casa de un progenitor u otro "y los jueves alternos". Desde el comienzo los hijos toman partido por uno de sus progenitores y vemos como esta separación lleva a los padres a utilizar y degradar a sus hijos, aunque inconscientemente.
Walt, el mayor, querrá imitar a su progenitor en todo, intenta ser igual de presuntuoso, animado por su padre, que lo moldea para convertirlo en un producto suyo más y le influye perjudicialmente en su relación con las mujeres. El pequeño, Frank, sigue siendo el mommy's child, aunque finalmente acabará espiritualmente abandonado debido a una total y absoluta falta de control o disciplina, tonteando con el alcohol y perversas experiencias sexuales. El actor es hijo de Kevin Kline, ya que se dice en Internet que los padres normales no querían que sus hijos hicieran ese papel.
Mola también el instructor de tenis, William Baldwin (de los Baldwin de toda la vida), como contrapunto cómico y simplón a Jeff Bridges. La película es triste y depresiva (yo ayer me acoste un poco deprimido tras verla) pero está plagada de humor negro y conducida por grandes actuaciones, aunque el guión sea algo escaso y el final recurra a un giro de estos imprevisibles. Pero bueno, yo es que siento fascinación por todo este mundo independientillo y rebelde del cine americano, en el que los niños dicen palabrotas y los padres son super cochinos.
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